martes, 25 de septiembre de 2012

¿Todo piola?

Hace poco (muy poco) descubrí esta revista. Hace menos aún me enteré que el iniciador de esta movida es un pibe de la villa Carlos Gardel que estuvo preso un tiempo y se largó con un medio que describiera la realidad desde el punto de vista de su barrio. Y así, llevan 15 números y su propio canal en youtube. Recomiendo que si la ven en algún kiosco de revista la compren, porque no tiene desperdicio (y, para los realizadores audiovisuales, hay material para 20 cortos y 2 largometrajes por número más o menos). Acá dejo el link de su canal en youtube, de su página oficial y a continuación transcribo la editorial de su número 15, que trata sobre el sexo: 
GARCHAR ES BELLO
No sólo dos sustancias que se mezclan sino también un remedio, una composición de almas y una de las acciones más generosas que tiene el humano, porque exhibe su ser sin miedos ni vergüenza. Pero en las últimas décadas el sexo se ha transformado en alimento de la evolución capitalista, en una herramienta de control y adoctrinamiento funcional a la tiranía de muchas empresas de laboratorios, de vestimentas y electrodomésticos. Un negocio que otorga renta a largo plazo y puede sobrevivir los más feroces ajustes y las recesiones económicas. De algo natural se ha hecho un negocio para la maldad.
El problema no es que el sexo sea la trampa con la cual el hombre transforma en fábula el amor, sino que somos tan mentirosos que difundimos entre cercanos y a los cuatro vientos que "nos enamoró su forma de ser, su frescura y su fragancia" cuando en realidad lo que nos interesa es que entregue...
¿Por qué? Porque los cuerpos lo necesitan para levantar el ánimo, porque mejora la salud y acrecienta la esperanza de vida. En cambio, desarrollamos excusas y disfraces de todo grupo y factor para enriquecer la prohibición, el límite y la perversidad. Sabiendo que nada es más divertido que colocarla en el ángulo. 
Por otro lado, el sexo se ha vuelto un quilombo y las pibitas quedan embarazadas muy de golpe. Una quiere gozar un poco y termina en el bello infierno de la maternidad, o expulsada del círculo impuesto por "el honor familiar", o teniendo que hacerse cargo de otra vida cuando en la propia lo que menos abunda es la claridad. En los barrios marginales hay una cultura de la maternidad temprana entre las chicas, como así también una costumbre entre los varones de hacerse los giles y dejar tiradas a las madres. Todos quieren acabar adentro porque todos preferimos el carne con carne. Vamos a decir la que es, el forro va pa' atrás y te corta el mambo. Y todo por culpa del SIDA, que encima no se sabe si es una enfermedad posta o un negocio de algunos para administrar la vida y la muerte de la población, o ambas cosas.
Vivimos en una sociedad sexópata que patina todo el tiempo. Desde la trata de personas hasta la capitalización de los culos, una televisión que se regodea en el machismo y pescados que se pajean sobre fotos de niños. Hijos de semen alcohólico, orgasmos borrachos sin memoria, carteles que incitan a la violación, millones de cuerpos cansados sin tiempo ni deseo de calentarse. Ocultamos nuestras partes porque nos consideramos civilizados, pero hoy en día hay pendejas que te tiran la goma por una dosis de paco, pendejos que se hacen romper el culo por empresarios perversos, y fábricas de fetos en los barrios residenciales.
Entre tanta indignidad, la resistencia está en la belleza de coger. Es urgente difundir una ética que asocie el sexo con la salud y no con el dominio, una cultura del garchar que nos libere del estrés y nos llene de alegría. Para que no triunfe la raza de los cara de orto.

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